Entre las preguntas que tratan de resolver los formuladores de políticas públicas del gobierno y los empresarios, es como revertir la tendencia histórica de baja inversión extranjera en el país. Como se conoce, hay momentos puntuales desde el año 2000 en donde el nivel de inversión externa (IED) se incrementó: con el OCP (2002-2003) y con la renovación de las concesiones de telefonía celular (2008). También vemos algunos años como el 2015 y 2019 en donde hay mejores valores de IED. Pero en realidad en términos reales la inversión se ha estado reduciendo por más de dos décadas.
Si la medimos como porcentaje del PIB, la IED en el país ha venido cayendo consistentemente desde un 2.9% en el 2002 a un 0.19% en el 2024. Parece que es una suerte de maldición que nos aleja de los capitales de inversión extranjera directa (IED).
Cuando se mira de cerca el comportamiento de los flujos de capitales de inversión en el mundo, veremos que en el año 2024, las entradas mundiales de IED fueron $1.5 billones de dólares, de los cuales apenas el 8% ($188,962 millones) fueron para Latinoamérica. De este monto, México y Brasil acapararon el 62% de dicha inversión, seguido por Colombia, Chile y Argentina. Nuestro país, apenas alcanzó a pellizcar 318 millones, es decir casi nada.
Mientras México y Brasil concentran el 62% de la IED en Latinoamérica, Ecuador apenas recibió 318 millones en 2024.
Para un país con las dificultades económicas que tiene Ecuador, no contar con IED es realmente una seria limitación para el crecimiento económico.

El reciente informe de la CEPAL sobre Inversión Extranjera Directa, da cuenta que “En 2024, el Ecuador recibió un total de 318 millones de dólares de IED, lo que supone una reducción del 34% respecto a 2023 y el segundo descenso anual consecutivo. El descenso se atribuye principalmente a una fuerte contracción de los préstamos entre empresas, que, aunque ya eran negativos, cayeron un 349% adicional. Los aportes de capital, el mayor componente de la IED en 2024, también disminuyeron un 13% con respecto a 2023. Por el contrario, la reinversión de utilidades aumentó un 16% hasta alcanzar su nivel más alto desde 2018.
¿Qué hace que la inversión extranjera se interese en algún país? Repasemos las teorías:
La teoría del Camino del Desarrollo de la Inversión (Investment Development Path – IDP) indica que la IED sigue la suerte de su nivel de desarrollo económico. De tal manera que una baja inversión -como en el caso del Ecuador- se debería a que Ecuador estaría en una primera fase del desarrollo, y en especial que no ha desarrollado ventajas de localización. Esta insuficiencia puede ser explicada por políticas macroeconómicas ineficientes, infraestructura básica no adecuada, bajo capital humano y/o fuertes restricciones de mercado. Como es evidente Ecuador no está en una primera fase de desarrollo, sino que le cuesta articular condiciones de localización atractivas en especial por la regulación. Se ha argumentado recientemente que la restricción de inversión en los sectores estratégicos, que consta en la Constitución, impide que se incentive IED en áreas como el petróleo, la energía eléctrica y la minería.
El país necesita una hoja de ruta clara y consenso nacional para aprovechar el boom minero responsable.

La teoría del Paradigma Ecléctico (International Production Theory – OLI) sugiere que la IED puede darse si es que existen 3 condiciones: 1) ventajas de propiedad (ownership), 2) ventajas de localización (location) y 3) ventajas de internalización (internalization). Nuevamente, los temas de localización ya mencionados parecen explicar nuestra bajísima IED. Pero también las desventajas de internalización, porque los mercados son muy imperfectos o tienen una alta intervención del gobierno. Los mercados muy regulados y rígidos, o excesivos controles de precio, aranceles, tributos, ocasionan que las empresas no inviertan y busquen más bien otros modos de entrada como el comercio.
Esta situación podría revertirse si -como dice la teoría de la Organización Industrial (Industrial Organization Theory) – las empresas podrían explotar algún tipo de ventaja dominante o poder de mercado, que compensen las imperfecciones del mercado que hemos indicado. En otras palabras, si los inversionistas tienen que enfrentar un ambiente de baja institucionalidad, excesiva regulación e incluso inestabilidad política, y no existe esta ventaja de mercado que mencionaba, pues entonces no invertirán.
Uno de los analistas más reconocidos en el país, Walter Spurrier, en un editorial reciente pasa lista a ciertas externalidades que impiden que la inversión tenga condiciones para que llegue al país: alto nivel de inseguridad, monopolios estatales en servicios públicos, falta de investigación y desarrollo, y un largo camino de la autorización ambiental, entre otros.
Algunos economistas han señalado, que lo que se debe hacer es trabajar en generar “drivers” que sean atractivos para la inversión extranjera. Estos drivers pueden ser los sectores que la Constitución considera estratégicos.
Tomemos como ejemplo la minería.
El citado informe de la CEPAL indica que existe una gran oportunidad para la región (incluido Ecuador) para IED en minería. Este informe solo confirma lo que revistas especializadas como The Economist, y organizaciones como Banco Mundial y BID han venido señalando. La transición verde, es decir la necesidad de tecnologías más limpias, demanda de minerales “verdes” que sirven para fabricar paneles solares, turbinas hidroeléctricas, vehículos eléctricos, entre otros. La región ya provee más de un tercio del cobre al mundo (que se usa para cableados y turbinas eólicas), y la mitad de la plata (que se usa en paneles solares), entre otros.
Ecuador tiene una gran oportunidad de sumarse a este nuevo boom de los commodities. Sin embargo, en el país no nos hemos puesto de acuerdo en establecer alguna hoja de ruta que permita que de paso a la inversión en minería técnica y legal.
Para impulsar mayor inversión extranjera directa en minería, al menos hay cinco temas que debemos hacer:
- Tener un gran acuerdo nacional con los sectores que se sienten afectados, y lograr los consensos en los puntos de dolor que pasan necesariamente por los temas ambientales y sociales, en especial el agua.
- Hay que trabajar en una verdadera reingeniería de la regulación. Empezando por liberar el candado de la inversión en los sectores “estratégicos” que indica la constitución. En Chile las concesiones demoran un promedio de 311 días. Sería estupendo tener un camino corto para la inversión.
- Crear incentivos para la inversión, pero estos no pueden ser a costa de subsidios anacrónicos y perjudiciales como energía y combustibles.
- Tener un control eficiente al catastro minero. Si hoy tenemos una tasa o tarifa, debería ser destinada a proveer de los recursos técnicos necesarios para que se pueda controlar sobre todo la minería ilegal.
- Trabajar en una estrategia de comunicación que haga visibles los beneficios de esta inversión, y sobre todo el cuidado del medio ambiente y social que las empresas mineras realizan y además el control eficiente del estado.
Y así como la minería tiene un gran potencial para atraer IED, lo tienen sectores como el Turismo y la Agroindustria. El Banco Mundial en su reporte “Ecuador: Crecimiento resiliente para un futuro mejor” sugiere una especie de hoja de ruta y acciones concretas para que el país pueda salir de este estado de bajo crecimiento económico.
Turismo y agroindustria también pueden convertirse en polos de atracción de IED.

Ciertamente también hay que trabajar en el ambiente general del país, para resolver algunas de estas preguntas:
- ¿Cuál es la carga tributaria para las empresas extranjeras que operan en el país?
- ¿Cuál es la posibilidad de intervenir en áreas que consideramos estratégicas (como un sinónimo de mayor intervención o regulación estatal) tales como petróleo y minería, telecomunicaciones, infraestructura de vías, portuaria, generación de energía, entre otros?
- ¿Cuál es el grado de libertad y facilidad para hacer negocios?
Al final deberíamos conocer si como país (el gobierno y los ciudadanos) estamos convencidos que la IED es vital para nuestro crecimiento económico. Ese sería un primer gran paso, porque las expectativas generarían las decisiones políticas, económicas y gerenciales adecuadas para que salgamos de esta maldición.
Si no abordamos este tema como prioritario, no habrá IED, y sin inversión tampoco paraíso!
